Había una vez un niño de un colegio de México. El niño se llamaba Román pero sus amigos le llamaban cuatro ojos de botella. Los niños siempre se reían de él hasta que llego un niño nuevo mas feo. Al recien llegado le llamaron cartucho de tinta por que era negro y la cabeza era cuadrada.
Un día, Román llegó a un punto y le pegó a un abusón que siempre insultaba a los demás. Le dejó toda la cara llena de sangre y sus compinches se pusieron a llamarle bote de salsa tomate. El niño quedó en ridículo por su mote. Cuando se acabaron las clases le dijo: ¡ey tú! ¡Cuatro ojos de botella, ven aquí!
El niño le dijo que no. Entonces el abusón le empezó a perseguir. El niño cogío su bici y se fue a toda pastilla.
Cuando llegó a su casa dijo: menos mal que mañana no hay clase. La madre le dijo que era sábado y había un concierto en el que Román tocaba la flauta. Pero de repente, llego el niño nuevo y le contó que se lo dijera a sus padres.Otro día el abuson le pegó y le dejo el ojo morado. Pero el niño habló con el padre y éste fue a hablar con el director. El padre le contó lo que estaba pasando. El director contestó que ese niño siempre había traído problemas. Entonces mando llamar a los padres. Al cabo de un rato llegaron los padres y le explicó lo que hacía el niño. Los padres lo mandaron a un reformatorio y estuvo allí tres años. Cuando el niño se fue, el colegio resultó ser el más divertido del mundo. Nadie insultaba a nadie, no habían motes y todos los niños jugaban tranquilos sin que nadie les pegara ni le pidiera el dinero del almuerzo. Y entonces fue el hermano del niño quien volvió a aterrorizar el colegio pero como era pequeño no les hacía nada.
y así fue que en el colegio esos tres años fueron divertidos
Fin
Coren.
Me encanta este cuento
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