EUSTAKO Y EL MINOTAURO
Tras la fuga de Eustako, Tolomeo mandó miles y miles de grupos de captura a por él, pero Eustako los eliminó a todos. Un día, Tolomeo, cansado de perder hombres a diario llamó al gran minotauro, cogió uno de los escudos del guerrero e hizo que el minotauro lo oliera. Después, ordenó a la bestia matarlo.
El minotauro recorrió bosques, prados… hasta que lo encontró. Eustako guardó silencio pero los pasos del minotauro no tanto. Eustako se dio la vuelta y desenvainó su espada. El minotauro, veloz, saltó encima de Eustako. Eustako con agilidad lo esquivó y se metió en una grieta. El minotauro intentó meterse pero era demasiado estrecha. Eustako aprovechó y le clavó la espada en la cabeza. Eustako había ganado.
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